Un
misil de un jugador gallego que se coló por la escuadra de la portería del
Villarreal decidió la III Copa Tormes, una edición muy igualada y que ha
contado con un excelente apoyo del público
El
Celta de Vigo se ha proclamado por primera vez campeón de la Copa Tormes,
superando en la final al mejor equipo del pasado año, el Villarreal. Ambos
conjuntos han demostrado sobre el césped del San Casto ser los más fuertes de
la competición, no en vano la victoria final se ha decidido por detalles.
La
jornada sabatina comenzó a las 10 poniendo el punto y seguido a una fase de
grupos que comenzó a disputarse este viernes. Doce encuentros celebraron en la
mañana de este sábado para determinar cuáles serían los equipos clasificados
para cuartos de final.
Celta y
Oporto caminaron con paso firme hacia la fase final, al Atlético de Madrid le
costó deshacerse del Deportivo de la Coruña, al que venció por la mínima, y los
equipos salmantinos, Santa Marta, Salamanca UDS, Unionistas y Hergar quedaron
apeados de la competición, al igual que el otro club internacional, el Muret
Toulouse, y el Parquesol. La igualdad fue tal que en el grupo C hubo que sacar
la calculadora para determinar el segundo clasificado, honor que recayó en el
Oporto por golaveraje.
Tras
reponer fuerzas llegó la hora de la verdad. El todo o nada. Ganar, o ver las
semifinales desde la grada. Atlético de Madrid y Villarreal hicieron valer su
condición de favoritos para vencer al Getafe y Rayo Vallecano por 0-4 y 0-2,
respectivamente. En el otro lado del cuadro, el Oporto se impuso por 4-2 al
Racing de Santander, mientras que Celta y Deportivo firmaron tablas en el
tiempo reglamentario en un intenso derbi gallego. El mayor acierto celeste
desde el punto de penalti le dio el billete para la semifinal.
El
Atlético de Madrid comenzó muy fuerte la eliminatoria y abrió el marcador
frente a un Villarreal que nunca bajó los brazos. Dos tantos amarillos le
dieron la vuelta a un encuentro marcado por el cerrojo que colocaron los guardametas
en sus respectivas porterías. En la otra semifinal, los goles llegaron en la
segunda mitad, hasta finalizar los 40 minutos con el resultado de empate a uno.
De nuevo la lotería de los penaltis fue el juez. Y de nuevo el Celta fue más
efectivo.
Y llegó
la hora. La gran final. El aspirante frente al actual campeón. Y fue
precisamente el Villarreal el que golpeó primero al perforar la portería
gallega. Sin embargo, acto seguido, empararon los celtiñas. Apenas se habían
jugado cuatro minutos de juego y ya habían subido dos goles al marcador. Los
celestes volvieron a golpear antes del descanso con un auténtico golazo. Un
disparo lejano que limpió las telarañas del marco castellonense y dejó tocados
a los jugadores amarillos. En la segunda parte dominó el Celta, aunque el
Villarreal lo intentó hasta el final a balón parado y con transiciones rápidas.
Con el pitido final del colegiado estalló la alegría gallega, los gritos y las
celebraciones de unos jugadores celestes que se habían ganado el derecho a levantar
la III Copa Tormes.
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